No tengo ni cinco de ganas de escribir pero el deseo de dejar al menos un registro de este racimo de días indescriptibles me ha traído hasta acá.
Tiempo de esfuerzos en vano o pobremente reconocidos, de mareos académicos y desorientación en general.
Me siento un poco rota, un poco ida, un poco débil y aún así no me atrevería a declararme triste.
Me dejo arrastrar por cualquier corriente caprichosa, por cualquier viento de Agosto que salga a mi encuentro.
No ganas.
Bah.