lunes, 28 de enero de 2013

Fábulas


Un querido amigo me regaló un libro de fábulas en mi cumpleaños. Me gustó mucho. Comparto algunas:


El mono piensa en ese tema
¿Por qué será tan atractivo -pensaba el Mono en otra ocasión, cuando le dio por la literatura- y al mismo tiempo como tan sin gracia ese tema del escritor que no escribe, o el del que se pasa la vida preparándose para producir una obra maestra y poco a poco va convirtiéndose en mero lector mecánico de libros cada vez más importantes pero que en realidad no le interesan, o el socorrido (el más universal) del que cuando ha perfeccionado un estilo se encuentra con que no tiene nada que decir, o el del que entre más inteligente es, menos escribe, en tanto que a su alrededor otros quizá no tan inteligentes como él y a quienes él conoce y desprecia un poco publican obras que todo el mundo comenta y que en efecto a veces son hasta buenas, o el del que en alguna forma ha logrado fama de inteligente y se tortura pensando que sus amigos esperan de él que escriba algo, y lo hace, con el único resultado de que sus amigos empiezan a sospechar de su inteligencia y de vez en cuando se suicida, o el del tonto que se cree inteligente y escribe cosas tan inteligentes que los inteligentes se admiran, o el del que ni es inteligente ni tonto ni escribe ni nadie conoce ni existe ni nada?


La mosca que soñaba que era águila
Había una vez una Mosca que todas las noches soñaba que era un Águila y que se encontraba volando por los Alpes y por los Andes.
En los primeros momentos esto la volvía loca de felicidad; pero pasado un tiempo le causaba una sensación de angustia, pues hallaba las alas demasiado grandes, el cuerpo demasiado pesado, el pico demasiado duro y las garras demasiado fuertes; bueno, que todo ese gran aparato le impedía posarse a gusto sobre los ricos pasteles o sobre las inmundicias humanas, así como sufrir a conciencia dándose topes contra los vidrios de su cuarto.
En realidad no quería andar en las grandes alturas o en los espacios libres, ni mucho menos.
Pero cuando volvía en sí lamentaba con toda el alma no ser un Águila para remontar montañas, y se sentía tristísima de ser una Mosca, y por eso volaba tanto, y estaba tan inquieta, y daba tantas vueltas, hasta que lentamente, por la noche, volvía a poner las sienes en la almohada.

La fe y las montañas
Al principio la Fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios. Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las que resolvía.
La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio. Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de fe.

El espejo que no podía dormir
Al principio la Fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios. Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las que resolvía.

La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio. Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de fe.


El rayo que cayó 2 veces en el mismo sitio
Hubo una vez un Rayo que cayó dos veces en el mismo sitio; pero encontró que ya la primera había hecho suficiente daño, que ya no era necesario, y se deprimió mucho.

La rana que quería ser una rana auténtica
Había una vez una rana que quería ser una Rana auténtica, y todos los días se esforzaba en ello.
Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada autenticidad. Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.
Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una Rana auténtica.
Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían.
Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una Rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena rana, que parecía pollo.

Monólogo del bien
"La cosas no son tan simples", pensaba aquella tarde el Bien, "como creen
algunos niños y la mayoría de los adultos."
"Todos saben que en ciertas ocasiones yo me oculto detrás del del Mal,
como cuando te enfermas y no puedes tomar un avión y el avión se cae y no
se salva ni Dios; y que a veces, por lo contrario, el Mal se esconde detrás
de mí, como aquel día en que el hipócrita Abel se hizo matar por su hermano
Caín para que éste quedara mal con todo el mundo y no pudiera reponerse
jamás."
"La cosas no son tan simples".

Caballo imaginando a Dios
"A pesar de lo que digan, la idea de un cielo habitado por Caballos y presidido por un Dios con figura equina repugna al buen gusto y a la lógica más elemental, razonaba los otros días el caballo.
Todo el mundo sabe -continuaba en su razonamiento- que si los Caballos fuéramos capaces de imaginar a Dios lo imaginaríamos en forma de Jinete."

El burro y la flauta
Tirada en el campo estaba desde hacía tiempo una Flauta que ya nadie tocaba, hasta que un día un Burro que paseaba por ahí resopló fuerte sobre ella haciéndola producir el sonido más dulce de su vida, es decir, de la vida del Burro y de la Flauta.
Incapaces de comprender lo que había pasado, pues la racionalidad no era su fuerte y ambos creían en la racionalidad, se separaron presurosos, avergonzados de lo mejor que el uno y el otro habían hecho durante su triste existencia.

El paraíso imperfecto
- Es cierto -dijo mecánicamente el hombre, sin quitar la vista de las llamas que ardían en la chimenea aquella noche de invierno-; en el Paraíso hay amigos, música, algunos libros; lo único malo de irse al Cielo es que allí el cielo no se ve.

El zorro es más sabio
Un día que el Zorro estaba aburrido y hasta cierto 
punto melancólico y sin dinero, decidió convertirse 
en escritor, cosa a la cual se dedicó inmediatamente, 
pues rechazaba ese tipo de personas que dicen voy 
hacer esto o lo otro y nunca lo hacen. Su primer libro 
resultó muy bueno, un éxito; todo el mundo lo aplaudió, 
y pronto fue traducido a los más diversos idiomas.
El segundo fue todavía mejor que el primero. Varios 
profesores norteamericanos, de lo más granado del mundo 
académico de aquellos remotos días, lo comentaron con 
mucho fervor y aun escribieron libros sobre los libros 
que hablaban de los libros del Zorro. Desde ese momento 
el Zorro se dio con razón por satisfecho, y pasaron los 
años y no publicaba otra cosa. Pero los demás escritores 
empezaron a murmurar y a repetir “¿Qué pasa con 
el Zorro?”, y cuando lo encontraban en los cócteles, 
puntualmente se le acercaban a decirle:
—Tiene usted que publicar más.
—Pero si ya he publicado dos libros —respondía él con 
cansancio.
—Y muy buenos —le contestaban—; por eso mismo 
tiene usted que publicar otro.
El Zorro no lo decía, pero lo pensaba: “En realidad lo 
que éstos quieren es que yo publique un libro malo; pero 
como soy el Zorro, no lo voy hacer”. Y no lo hizo.

sábado, 19 de enero de 2013

Es

Es ese no saber si por "despecho", por costumbre,  por presión social o realmente por genuino/a cariño, pasión, compromiso. Ese ese no saber porque yo he estado ahí y no voy a juzgarte, no quiero hacerlo. Es ese no saber porque con qué derecho voy a reclamar cuando yo he sentido lo que he sentido bajo esas manos y bajo esas otras y bajo aquellas. Es ese cada uno debe hacer lo que mejor le parezca con su todo. Es ese devenir montañorrusezco entre el punto de ebullición y el de congelación. Es esa temperatura ambiente tan cómoda, tan poco peligrosa, tan estable. Es ese no saber y simplemente tratar de disfrutar, de aprender, de dar y recibir. Es aprender a recibir dando pues es la forma menos dolorosa y menos dependiente.
Es escribir para mí y para nadie. Y para ti, que nunca me lees. Es volverme un poco más cuidadosa...egoísta quizá...y no saber si es esto madurez emocional o una gran cagada.

jueves, 10 de enero de 2013

No nací

Tamborileo sobre mi teclado, que por cierto está medio sucio, sin saber exactamente qué teclas hundir...qué escribir.  Varias ideas fugaces se pasean por mi cabeza, varios asuntos pendientes compiten perezosamente por la prioridad de ser plasmados....pero no sé qué pasa últimamente que me dan pocas (por no decir nada de) ganas de escribir....Algo de pesar me da porque sé que escribir es importante, porque sé que hasta cierto punto es necesario, que hace bien....pero no es gran tragedia tampoco porque como se dice vulgarmente "yo no nací para eso".....(como crees haber nacido tú y y por eso sufres tanto)....pensándolo un poco...yo no siento "haber nacido" para nada específico. Miro a mí alrededor y veo mucha gente supuestamente muy segura de amar sus profesiones, absolutamente convencidos de su vocación, con unos propósitos de vida y de trabajo tan claros que más de una vez he entrado en pánico silencioso porque yo realmente aún no tengo idea  "para qué nací". Muchas cosas me gustan, me apasionan....encuentro interesantes varias posibilidades, varios caminos de vida pero sigo flotando en esa incertidumbre cotidiana, en esa vacilación constante. Entre más avanzo y más leo y más viajo y más vivo y más converso y más escucho y más y más....más dudo.  Mantengo una relación de amor y odio con la carrera que escogí. Muchas veces no me veo estudiando otra cosa pero así mismo no me veo ejerciéndola tampoco.
Cada vez me gustan más los animales....los niños también me gustan, la educación...la enseñanza me parecen muy interesantes. De qué demonios estoy hablando.
No quiero parar de escribir....así sea solo por ejercicio...solo por..por
Viajé. Quería escribir sobre mi viaje pero no sé qué podría decir. No tiene sentido ni gracia describirlo....no es lo mismo para quién lo lee que para quien lo vive...no lograría transmitir ni la mínima parte de lo que fue. Pero algo habrá que decir al respecto.
Viajé 3 meses y medio por sudamérica con uno de mis hermanos menores (1 año menor), Martín. Hermosísimo y complejo ser humano, excelente compañero de vida y de viaje.  Viajamos a dedo y en bus (muuuuuuuuuuucho bus) por Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile. Nunca habíamos salido del país...fue nuestra primera vez y la hicimos valer. Nunca habíamos viajado los 2 solos, ni por tanto tiempo ni en esas condiciones. Fue increíble. Pasamos por toda la escala del 1 al 10 en cuestión de comida, de hospedaje, de gente, de lugares, de transportes, de olores, de emociones. Un día comíamos almuerzo de mil pesos que sabía a tierra...o a mierda...o a sal....y al día siguiente estábamos sentados en un restaurante carísimo, invitados por el dueño....pidan lo que quieran, no miren el precio. Empezábamos el día en la playa, al medio día estábamos en un desierto, en la noche en una ciudad capital.  Cada país con sus cosas...la gente recibiéndote con los brazos y las puertas abiertas, con la boca llena de historias, de opiniones, de anécdotas, de preguntas, los buenos deseos en el aire, la complicidad de los viajeros....de los que han viajado antes, los que están viajando y los que pronto viajarán. Los viajeros son algo increíble. Me di cuenta que definitivamente sí hay dos tipos de viajeros...los turistas, aquellos que viajan con reservaciones, con tiquetes fijos, con guías, con alquiler, con ropa muy limpia y grandes maletas. Turistas finos.   Y están, por el otro lado, los viajeros que se mezclan realmente con la vida...con la gente, con los sitios que visitan...los viajeros de poca ropa y poco itinerario. Son como una nación sin territorio...o mejor dicho, todo es su territorio. Son un país...gente de todos los colores, de todas las regiones, con todo tipo de pasados...de profesiones, de ideas. Te das cuenta que estos ciudadanos del mundo están por todos lados, los reconoces sin esfuerzo. Todos tan parecidos y tan diferentes a la vez...y todos con esa certeza de que la vida jamás será igual porque ya saliste, ya dejaste, ya te abriste. Viajar debe ser un continuo, debe ser una elección de vida (para toda la vida). Sales y viajas un poco...o mucho....y te das cuenta que te has equivocado en muchas cosas, que las prioridades deben ser otras, que no necesitas tanto. Los apegos pierden fuerza igual que el consumismo y el afán de tener, de poseer...las necesidades básicas son tas distintas a las de tu rutina normal...te ves convertido..te ves otro...cambian todas tus preocupaciones..te centras más en sobrevivir, es una sensación casi ancestral...cavernícola...es un reencuentro con los instintos, con los presentimientos, con la intuición. Y descubres que la gente se ayuda, la gente se apoya, la gente se quiere, confía. Incluso en ti que eres apenas un desconocido...un forastero...un extraño...un invasor. Aún así te sonríen y se entregan y te entregan más de lo que imaginas. Nos costó mucho entenderlo al principio. No son cosas fáciles de asimilar pero es bellísimo una vez empiezas a comprenderlo y a compartirlo. Conocimos gente absolutamente maravillosa durante todo nuestro recorrido y eso fue quizá una de las mejores cosas del viaje. En fin...haces un viaje así y te das cuenta que debes seguir haciéndolo, que viajar debe ser una prioridad en la vida de cualquiera. Muchas cosas buenas nos dejó este viaje, muchos cambios de perspectiva, de ser. Ah.
Me está costando mucho leer últimamente. Ninguna lectura me cautiva....leo por no dejar empezado..y a veces dejo empezado...cosa que odio. No sé si soy yo o son los libros que escojo.
Que falta de todo. Quisiera volver a escribir algo con hilo.
Fue suficiente. Suspiro y parto.