Moscas dementes, que saturan de larvas mis heridas.
(A veces me pregunto, si nos habremos visto en otras vidas)
Sanguijuelas que succionan, con morbosa fascinación, los capilares de mi alma.
(Y para bien o para mal, te has robado mis sueños y mi calma)
Arañas irascibles, me golpean y acarician con sus patas.
(Cuando de silencio te rodeas, sabes que matas)
Saltamontes, que se posan en mis hombros y cantan presagios susurrados.
(Cómo adoro mi inestable felino, de grandes ojos cerrados)
Bichos sin nombre, que amenazan con revolucionar mis entrañas.
(No puedo evitar preguntarme, si en la distancia me extrañas)
Cucarachas en frac, que desfilan por los pasillos laberínticos de mi mente.
(Y tras darlo todo por perdido, apareces tú entre la gente)
Polillas encarnizadas, agujereando dolorosamente mi pecho.
(Sólo me encuentra tu voz, sólo me acuesto en tu lecho)
Orugas torpes, que ensayan su baile del vientre sobre mi espalda.
(Son todos tuyos los territorios, bajo mi blusa y mi falda)
Y bien,
Los insectos en plural, han llegado hasta este punto.
Hablo ahora en singular, porque así lo quiero y punto.
Hace falta mencionar, un importantísimo insecto.
Siempre presto a la oración, grandes ojos, tronco recto.
Mantis hecha de carbono, de agudísima razón.
Hipnotiza mi cabeza, luego ataca el corazón.
Ven y abrázame sin miedo, entre tus pecaminosas patas.
Hazme creer que me ahogas, hazme pensar que me matas.
Pero al final regurgítame, en un capullo de Monarca,
Y no pretendas jamás que, de mi alma y de mi ser,
(A veces me pregunto, si nos habremos visto en otras vidas)
Sanguijuelas que succionan, con morbosa fascinación, los capilares de mi alma.
(Y para bien o para mal, te has robado mis sueños y mi calma)
Arañas irascibles, me golpean y acarician con sus patas.
(Cuando de silencio te rodeas, sabes que matas)
Saltamontes, que se posan en mis hombros y cantan presagios susurrados.
(Cómo adoro mi inestable felino, de grandes ojos cerrados)
Bichos sin nombre, que amenazan con revolucionar mis entrañas.
(No puedo evitar preguntarme, si en la distancia me extrañas)
Cucarachas en frac, que desfilan por los pasillos laberínticos de mi mente.
(Y tras darlo todo por perdido, apareces tú entre la gente)
Polillas encarnizadas, agujereando dolorosamente mi pecho.
(Sólo me encuentra tu voz, sólo me acuesto en tu lecho)
Orugas torpes, que ensayan su baile del vientre sobre mi espalda.
(Son todos tuyos los territorios, bajo mi blusa y mi falda)
Y bien,
Los insectos en plural, han llegado hasta este punto.
Hablo ahora en singular, porque así lo quiero y punto.
Hace falta mencionar, un importantísimo insecto.
Siempre presto a la oración, grandes ojos, tronco recto.
Mantis hecha de carbono, de agudísima razón.
Hipnotiza mi cabeza, luego ataca el corazón.
Ven y abrázame sin miedo, entre tus pecaminosas patas.
Hazme creer que me ahogas, hazme pensar que me matas.
Pero al final regurgítame, en un capullo de Monarca,
Y no pretendas jamás que, de mi alma y de mi ser,
se borre tu marca.
Daniela