jueves, 1 de enero de 2009

ABC


Aprender es tan complicado. Pongo tanto empeño en hacerlo bien pero constantemente me pierdo. Hay ocasiones en las que, sinceramente, no tengo idea cómo actuar, qué elegir, qué decir, qué callar, qué pensar. No quisiera equivocarme, tengo miedo de decepcionarme hasta el punto de perder la fe y la confianza en mí misma.
Tampoco quisiera lastimar a nadie en el proceso pero la vida insiste en demostrarme que no es posible y que no importa lo que haga o el esfuerzo que le ponga, siempre se abrirán ciertas heridas, siempre despertaré índices inquisitivos y sonrisas y suspiros y lágrimas. Vida.
Ojalá tuviera en quién apoyarme para comparar. Por desgracia las cosas más importantes que deben aprenderse en la vida no cuentan con un profesor que guíe, corrija, discipline y te haga saber cuando lo hiciste bien, cuando realmente "aprendiste". Hay que recorrer esos extraños caminos solo. Caigo víctima del pánico cada vez que encuentro una bifurcación inevitable en el sendero y mi intuición sencillamente se congela. Debo elegir. Son necesarias las decisiones y soy responsable de sus consecuencias. Se vuelve tan doloroso caminar a veces. Cada paso puede ser tan peligroso y a la vez tan satisfactorio. Se requieren nada más un par de días en contacto con la naturaleza para restaurar ese cordón umbilical que nos une a la vida, a este mundo tan increíble, a la gente, a las relaciones, a las pasiones, a los pensamientos más vitales y primitivos. Es en verdad maravilloso respirar aire fresco en una noche silenciosa y plagada de estrellas y ver de que manera, casi como por arte de magia, la mente se aclara en oposición a la oscuridad presente y los pensamientos surgen diferentes, metamorfoseados. Momentos reveladores que no sé por qué insisto en desmenuzar tanto. ¿Debería aceptarlos así no más? ¿Debería analizarlos una y otra y otra vez al igual que analizo todo lo demás que sucede en mi vida? ¿Me estoy acaso complicando demasiado? No sé. No sé. No sé.
Ay.
Pero es bonito. Lloro. Me siento viva. Ansiosa por mejorar, por descubrir, por entender, por sentirme satisfecha con mi vida y mis elecciones.
Debo perderle el miedo a los contrarios. No sólo el miedo sino también el aparente odio. Debo ceder sin sentirme tan perversa, tan culpable, tan paralizada. No puedo ser sin los contrarios. Lo que he venido haciendo no es relamente justo y al parecer tampoco sano. Debo darme una oportunidad. Varias. Debo recordar y proyectar.
Práctica, más práctica y más tranquilidad.
Take it easy, D. Enjoy your trip.

Daniela
1/01/09

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nadie puede ser sin los contrarios, pequeña Saltamontes que vuela elefantes.

Ratushka dijo...

:) I miss you.