sábado, 14 de enero de 2012

Trust

¿Qué tendrá uno que hacer para entender y aceptar de una buena vez la finitud?
¿Finitud de qué? De todo. De la gente, de las ideas, de las relaciones, de las cosas (materiales), de los sentimientos. De todo.
Creo que muchas veces estamos lejanamente conscientes del inevitable fin de las cosas pero la mayor parte del tiempo nos resulta más cómodo ignorarlo y en esa negación de la extinción radica gran parte de los problemas y dolores de cabeza que nos ganamos en el camino.
Últimamente, por ejemplo, he pensado mucho en la "confianza".
Todos alguna vez hemos sentido o, más bien, sufrido lo que venimos a denominar "traición de la confianza". Estoy llena de ejemplos propios y ajenos pero no vale la pena entrar en detalles. El punto es que esas "traiciones" podrían verse desde otro punto de vista. Si tenemos en cuenta que todo es finito, aquello que vemos como "traición" podría significar sencillamente el final de "esa" confianza específica. Me explico: Si le confío a alguien, por ejemplo a una amiga, un secreto y esa persona luego de X meses o años le revela ese secreto a alguien más, tengo 2 posibilidades de ver las cosas y de actuar. O considero la situación como "traición a mi confianza" y mando toda esa relación (en este caso de amistad) a la mierda...O asumo que "esa" confianza...la confianza depositada en esa persona respecto a ese secreto específico, llegó a su fin. La confianza nació, existió, se mantuvo y simplemente cumplió su ciclo y "murió". Y poniéndole algo más de fe y de práctica, tal vez incluso se pueda llegar a la civilizada (¿ilusa?) conclusión de que el hecho de que "esa" confianza haya muerto no implica que las "otras" confianzas depositadas en esa misma persona hayan terminado. Puede ser que esa persona siga siendo muy "confiable" para otros asuntos, o que haya otros secretos entre nosotros que aún mantenga o que incluso pueda volver a confiarle un secreto de la misma índole que reveló y lo guardará por mucho tiempo.
Esto es solo un ejemplo pendejo para ilustrar el hecho de que muchas veces juzgamos muy fuerte, somos demasiado radicales y, sobre todo en lo que respecta a relaciones personales, nos apresuramos a armar grandes tormentas por deslices de lealtad.
Que yo confiaba en ti, que me fallaste, que cómo pudiste, que jamás podré volver a creer en ti.....pero ¿por qué? Si todos la cagamos, si somos tan imperfectos, si todo es tan finito ¿por qué nos empeñamos en idealizar tanto la confianza?
Creo que es difícil poner en práctica este punto de vista pero creo también que hacerlo, y lograrlo exitosamente, nos evitaría muchas discusiones, muchas amistades y relaciones de pareja rotas y, nos ahorraría además los daños a terceros inocentes que terminan sufriendo nuestra falta de confianza en ellos por las supuestas "traiciones" que otros nos han cometido.
La confianza es finita, como todo....pero que termine no quiere decir que no existió o que no tuvo valor. Duró lo que tenía que durar (que no siempre coincide con lo que nos gustaría que durara o con lo que suponíamos que duraría).El ciclo de vida de las cosas está regido por otras fuerzas y circunstancias aparte de nuestros caprichos.
Eso sí, seguramente en el camino iremos descubriendo que "las confianzas" de ciertas personas tienen una vida media más larga que las de otras y con base en eso podemos ir aprendiendo qué confiarle a cada cual pero sin olvidar que, tarde o temprano, todas (las confianzas) se corromperán en mayor o menor medida.
¿Estaré desvariando?


D
14/1/12





2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Con base en".

Sólo una sugerencia.

Ratushka dijo...

Thank you