martes, 17 de abril de 2012

Enre


Eres todo un profesional. Has aprendido a acechar magníficamente y conoces el momento perfecto para el ataque. Disfrazas la discreción de magia y misterio pero en el fondo la usas para poder llevar a cabo varias conquistas simultáneamente. Eres un maestro en el arte del coqueteo y tu inteligencia es un gran punto a favor. Manejas a la perfección la lengua y conoces esos caminos de música y palabras que pueden enloquecer y hacer perder una mujer en tus peligrosos territorios. Hablas de necesidades y deseos, alardeas de pasatiempos que realmente no posees. Enredas con las letras y la boca, atraes con el sexo y la sensualidad. Tienes un buen sentido del humor, afrodisíaco por excelencia de muchas relaciones. Preparas cuidadosamente tu víctima y los detalles. Más te vale hacerlo bien pues sabes que es poco el placer que obtienes al final. Tan corto, tan temporal, tan intrascendente. Exprimes demasiado rápido tus presas y pierdes fácilmente el interés. Es una lástima, porque eres buen amante. Buen amante y buen mentiroso, excepto cuando tienes poco tiempo para el engaño y resultas con las pésimas excusas de último minuto que te caracterizan. Excusas innecesarias además pues tú mismo te encargas de barrer las cenizas de los fuegos muertos que dejas a tu paso. A veces el único deseo que sigues despertando es el deseo de tener con vos una conversación agradable, como esas que solías entablar antes de la consumación de tus negras intenciones. En ocasiones sencillamente es bueno verte y recordar todo aquello que alcanzaste a provocar. No todos los días se cruza uno con enredadores profesionales como tú y hay que aprender a disfrutar ese papel de Caperucita y aprender también a descifrar de a poco tus infalibles técnicas de seducción... pues vaya uno a saber cuándo le toca hacer de lobo feroz.
Te lo escribo a vos.



D
17/4/12

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