-"¡El fénix no existe!"- Me gritan, pero yo no les presto atención y me meto a la ducha. El ruido húmedo que provoca el agua al caer sobre mi reseca humanidad, termina por acallar sus alaridos.
Pienso en mis nuevas "obligaciones" voluntariamente abrazadas tras el supuesto de una vocación. Pienso que debería quejarme menos y disfrutar un poco más. Pienso que no debería ser tan difícil aferrarme, creer, crecer, desear pero aún así no logro del todo cambiar esa realidad. ¿Paciencia?
Recuerdo cientos de 24 horas. Recuerdo voces, recuerdo rostros, recuerdo pieles, colores, sabores, sonidos. Recuerdo y tal vez también invento un poco, ¿para qué si no está el pasado?
En la vida no hay tal cosa como espacios en blanco. Nuestra existencia no conoce ese color, sencillamente no puede hacerlo. El blanco es vacío y el vacío no es opción. Lo que no pasó o lo que no recordamos o lo que no queremos recordar siempre debe ser llenado o reemplazado con algo más. Nosotros elegimos el parche y la vida se encarga de remendar nuestra historia.
Me pregunto por qué sólo aprendemos a valorar nuestro presente cuando éste está a punto de ser o ya hace parte del pasado. Y entonces tenemos un nuevo presente al cual evadir, al cual maldecir, al cual culpar por estar atrapados en él. Un síndrome de Estocolmo después, estamos empapados en lágrimas (reales o metafóricas o ambas) por su inevitable final.
Hay tantas cosas que me causan dolor y tantas otras que me causan placer. Hay tantas ideas y dudas dentro de mi cabeza. Hay tanta información y tanto aún que aprender. Hay tantas implosiones, hay tantas decepciones. Hay vida, hay muerte, hay emociones. Hay una cantidad astronómica de cosas y son tan confusas sus razones y tan complejas las relaciones que hay entre ellas que de verdad no me explico por qué el colapso no se presenta como la primera opción, ni siquiera como la segunda, o la tercera, o...
No me siento lo suficientemente fuerte ahora como para seguir luchando contra tantas corrientes. Creo que cederé ante algunas y me dejaré arrastrar un poco. Seguramente aprenderé algo y de todas maneras puedo empezar a remar de nuevo cuando lo considere oportuno. Hay otras corrientes en cambio con las cuales no puedo ni quiero dejar de "luchar". No voy a permitir que la comodidad, la inconstancia, la indiferencia (sólo por mencionar algunas de ellas) me convenzan o me ablanden y mucho menos si mi renuncia implica el sufrimiento o incluso la pérdida de las personas que tanto amo.
Daniela
15/04/08
No hay comentarios.:
Publicar un comentario