lunes, 15 de junio de 2009

Luego de la uterina tranquilidad de una ducha...


Y me permito hacer una excepción: No detengo la música: Moby.
¿Qué haría yo sin la música en momentos como este?, donde lo único que parece permear la coraza son los sonidos, los colores de las notas, el eco lejano de la melodía.
Sinceramente no sé a qué o a quién adjudicarle mis presentes altibajos. Me siento bastante desarticulada del entorno y de la gente, sobre todo de la gente.
¿Cómo explicar la atracción-repulsión? ¿De qué manera evitar lastimar en el proceso?
Tú eres la única razón por la cual haría un esfuerzo pero lástimosamente las licencias (esas mismas que en otras ocasiones me llenan de alegría) tienen su "dark side" y te hacen parte del imantado círculo vicioso. Dejémoslo así. Es menos perjudicial.
Para compensar, puedo decirte que sigue sólida mi convicción de que eres lo real, las raíces. Que si aún me queda algún deseo de permanecia, sigue anclado a ti. Lo demás es fantasía y tú me has enseñado a querer la fantasía. Lo demás parece ser necesario para mantenerme en equilibrio, para crecer de la forma en que deseo hacerlo, para amamantar el interés y no dejar que se muera de hambre en una esquina de mi encierro. Es difícil, combinar ambas realidades, ambas necesidades, ambas experiencias pero en eso he venido trabajando. No quisiera cicatrices esta vez, es todo.
Ojalá en vez de ser exonerada de exámenes universitarios pudiese ser exonerada de mis exámenes de conciencia. Se vuelve tan molesto a veces tener una conciencia, saberme atada aún a tantos prejuicios inyectados por la crianza o la sociedad, o los medios o la educación o lo que sea. Descubrirme tan sola en la lucha se vuelve desalentador y frustrante en muchas ocasiones pero sigo relativamente firme a pesar del pantano y de la niebla. Voy trazando mi mapa, visualizo algunos pasos y prefiero sufrir las consecuencias de mis elecciones antes de venderme a las expectativas de la mayoría, de vivir según ejemplos ajenos.
Si algo me ha dejado esta semana ha sido el descalabro de la casualidad. Prefiero pensar (respaldada por ciertos hechos personales), que no existen tales cosas como las casualidades. Lo que hay son puentes, conexiones universales por descifrar. Su significado no siempre es inmediato ni fácil y por llana pereza a veces, en vez de tener paciencia y hacer el esfuerzo de pensar, decidimos bautizar dichos hilos cósmicos como: casualidades.
En este instante no siento el contacto con la gente, ya volverá.
Te creo cuando me repites que no es saludable. Yo también lo intuyo incluso en medio de mis caprichosas actitudes. Pero debes hacerme caso tú también cuando te refuto que no es momento de forzar. Ya tiré la botella y estoy sentada en la orilla esperando.
Deseo más bien sumergirme en la lectura, en el cine, en la música, en los paisajes, en la introspección.
Deseo dejar de escribir, por hoy.

Daniela
15/06/09

No hay comentarios.: