viernes, 25 de septiembre de 2009

Fractal


Que las grandes razones son sólo el conjunto de las pequeñas y ¡las pequeñas son tantas!
Que no quisiera hablar a grandes rasgos sino, más bien, detenerme en los pequeños detalles, esos que aparentan ser simples pero están cargados de magia. Magia que me llena el pecho de alegría, y los ojos de lágrimas y la boca de risa y la mente de razones para quererte y la voluntad de ganas de permanecer a tu lado.
Te amo mucho, entre otras cosas porque has ido descubriendo lentamente mis cicatrices, las has recorrido, has indagado en sus historias, has sabido apreciarlas y respetarlas, las has besado con todo el amor y, esa, es una de las cosas más bonitas que alguien ha hecho por mí.
Amo despertar frente a tu espalda y sentir el olor de tu pelo, sentir el calor de tu nuca en mi nariz, ver cómo una caricia en tus hombros se transforma en una sonrisa matutina, en un "buenos días" cargado de cariño. Disfruto igualmente despertar de lado, contra tu pecho, entre tus brazos, con una de tus manos entre las mías (cerca de mis labios para besarla suavemente en cada tregua del sueño). Tarde o temprano abres tus ojos brillantes y aperezados y me sonríes, buscas mi boca, mi abrazo, me dedicas las primeras palabras bonitas y a lo largo del día me obsequias varias más. Siempre un piropo sincero en el momento preciso, una frase que me hace sonrojar (a veces por fuera, a veces por dentro), un gesto que demuestra la atracción y el sentimiento.
La comunicación y la confianza. Amo nuestras conversaciones largas y abiertas, las ocasiones en que quedamos atrapados en el diálogo. Me fascina tu vocabulario y la forma en que te expresas, tus ideas, el sonido de tu risa y de tu voz, la emoción inocultable en tus ojos cada vez que me cuentas algo que evoca tu alegría, la tristeza desgarradora dibujada en tu cara al relatar alguna tristeza profunda.
Te amo también porque compartimos el amor inmenso por el atardecer y me acompañas (siempre que puedes) a cazar sus vestigios, a descifrar sus mensajes, a interpretar sus colores, sus texturas, sus caprichos. Y hablando de caprichos, me los cumples...y no es fácil pues he conocido pocos seres más "antojadizos" (Coxilandia is in da house) que yo y aún así, con toda la paciencia y la dedicación, me das gusto en cuanto puedes. Logras sacar esa niñita pequeña que llevo dentro y te juro que experimento de nuevo la alegría de la infancia cuando me compras un globo, o un muñequito de hacer burbujas, o una golosina, o una oveja de juguete, o un libro de mi niñez o etc etc.
El campo. Oh, el campo, también allí nos identificamos. Respetas, adoras y añoras la naturaleza tanto como yo, y en medio de ella, hemos tenido algunos momentos inolvidables. Momentos de estados alterados y reflexión, instantes de dispersión sin preocupaciones, lecturas paralelas, ¡pic-nics! Oh sí.
Te amo mucho porque entiendes que no soy propiedad, que no firmé un contrato. Porque sabes que no es sólo asunto de curiosidad, que es una exploración y un descubrimiento necesario y personal. Lo sabes y no me lo reprochas, al contrario. No imaginas lo importante que ha sido poder tratar abiertamente este asunto contigo y honestamente admiro tu reacción.
Te amo porque eres una persona sumamente inteligente y buena. Porque contigo he podido compartir y descubrir cosas interesantísimas de cine, música, teatro, sexo, literatura, historia, política, religión, magia, humor (cte). Porque me ayudas a crecer como persona y a mejorar cada día. Porque siento el apoyo incondicional que me ofreces y no tengo palabras suficientes para agradecértelo.
Bueno, voy a parar porque podría volver esta entrada un libro si sigo consignando las pequeñas cosas que me enamoran tan intensamente de ti. Me siento feliz y orgullosa de estar contigo, Vida. En verdad he sido muy afortunada al "encontrarte" y sinceramente espero que podamos compartir muchos años y muchos momentos más. Besos, de la cabeza a los pies.
Te amo.

Daniela
25/9/09

Foto tomada de: http://www.flickr.com/photos/fernando_rocha/2133250580/

2 comentarios:

Unknown dijo...

El amor congestivo. Es envidiable ese estado.

Andrés dijo...

Envidiable el personaje inspirador de tantas cosas ;)