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Termino de empacar lo que debo llevar, bajo a desayunar una deliciosa y enorme tajada de torta de chocolate con nueces y un vaso de leche fría, recibo tu llamada, te mando un par de besos, te deseo un muy buen viaje (ysiceramenteesperoquelotengasyqueencuentresalmenosunaluzqueesclarezcaloqueseaqueestésbuscando).
Y ¿quién lo diría? te ofreces a llevarme en tu moto. Los prejuicios son una cosa muy horrible.
No tengo ni cinco de ganas de salir de mi casa ni de hacer todo lo que la zunga esa dejó para hacer este fin de semana pero aún así amanecí sintiéndome bien. Tuve un bonito sábado..de esos días en que uno logra combinar magistralmente amor, amigos y familia. En que todo sale sin contratiempos, esos días en que milgarosamente sólo hay cosas buenas. Así fue mi "ayer".
Me falta verte a ti y lo haré hoy por encima de cualquier otra cosa. No desperdiciaré mi cuasi-única oportunidad de verte en la semana por más aplastante que se torne a veces la carga académica. Primero tú. Primero las personas que quiero. Punto.
Ahhh y acá estás tú, mi pequeñito...hace rato no podías vagar libremente por la casa. Sí, ven te rasco las orejas y la panza. No me mires así...ahora que vuelva saldremos a dar un largo paseo.
Music. Hoy es día de música también. Qué delicia. Y de lectura. Me leí 2 libros este fin de semana y me comprometo públicamente a volver a sumergirme profundamente en la lectura. Lo necesito. Es un momento extraño en que debo volver a ciertas cosas, dejar algunas capas de piel en el camino, aprender de los aciertos y los errores y gestar un cambio importante. En esas estoy. Y ya me tengo que ir a visitar los octogenarios. Ay.
D
19/9/10