sábado, 31 de diciembre de 2011
11-12
jueves, 29 de diciembre de 2011
Femeni...nahh
viernes, 23 de diciembre de 2011
10 cálidos verbos de desamor
jueves, 22 de diciembre de 2011
SM
A veces uno lo sospecha desde un principio. Otras no.
Estás más alerta, cualquier excusa es buena para buscar la cercanía.
Una mirada de más, una sonrisa entre tímida y pícara, el roce "inocente" de piernas o brazos en un taxi, un silencio bien compartido o las palabras precisas.
La duración del proceso es incierta y eso lo hace más divertido. Prefiero el punto medio. Que me dé tiempo de comprender que estoy cayendo de nuevo y disfrutar la caída. Jugar a seducir y a ser seducida. Le apuesto también más a lo sexy que a lo cursi. A mí me gusta que me coqueteen con seguridad, con inteligencia, con humor, con cierta agresividad bien manejada.
Una vez se echa a rodar esa bola de nieve, es imparable.
De repente todo se encamina espontáneamente. Las miradas se hacen más frecuentes, más cómplices. Las sonrisas se abren. Cualquier espectador que ponga el mínimo cuidado, se enterará de lo que está sucediendo (o de lo que está a punto de suceder). Es precisamente ese punto uno de los mejores, de los más mágicos. Aquel punto en el que ya sabes, sin lugar a dudas, que más temprano que tarde habrá contacto. Mínimo un beso...y casi con toda seguridad, más. MÁS.
Es delicioso ese encuentro "final", ese reconocimiento mutuo de 5 sentidos. La novedad. La recompensa. El éxtasis.
Donde, cuando y con quien menos lo espero. Siempre.
Sí.
Bendita sea la atracción.
domingo, 18 de diciembre de 2011
Noche de dogs
Salvó la patria un sueño que tuve. Al final no supe si soñé algo y luego dentro del mismo sueño soñé que le contaba a alguien el sueño que acaba de tener o si soñé que le contaba a alguien un sueño pero iba creando los recuerdos del sueño contado a medida que lo contaba. Difícil de explicar pero fue una experiencia onírica bien interesante.
Finalmente pude dormir y hoy me levanté en perfectas condiciones para empezar el día con una buena caminata con Matías.
Tendré un buen día, lo sé. Bienvenido el domingo y bienvenidas mis vacaciones :)
D
18/12/11
jueves, 15 de diciembre de 2011
domingo, 11 de diciembre de 2011
Malestar general
Soy puros síntomas.
Sick.
domingo, 27 de noviembre de 2011
sábado, 26 de noviembre de 2011
Her-ida
Las cagadas minúsculas, perder gente (por x o y motivo) que realmente no es muy importante para mí, ciertas ofensas a las cuales no debería prestar tanta atención, por poner algunos ejemplos, duelen y arden como una de esas heridas que uno accidentalmente se hace con una hoja de papel y que, a pesar de ser milimétricas, nos hacen ver estrellas.
Por otro lado, las grandes cagadas, la pérdida catastrófica de un ser realmente querido (y no me refiero sólo a su muerte), las ofensas más impensables, los vacíos más abismales...todos esos grandes dolores que realmente me trastornan la vida, suelen comportarse como una quemadura de tercer o cuarto grado que, siendo una cosa terrible, generalmente no duele porque se han achicharrado hasta los nervios.
Y así es. Últimamente me he visto sufriendo más de lo necesario y echándole mucha cabeza a pendejadas e insignificancias pero cuando pienso en aquellas tristezas trascendentales hay un bloqueo del sufrimiento, una anestesia, una pérdida de sensibilidad hasta rara que da lugar a un estado de indiferencia y resignación.
No sé si es un mecanismo de defensa emocional, no sé si es una de esas etapas del duelo de las que tanto hablan los psicólogos y psiquiatras, no sé qué pasa.
Ha sido grande el incendio, varias las quemaduras y, larga y lenta la recuperación.
D
26/11/11
martes, 22 de noviembre de 2011
miércoles, 16 de noviembre de 2011
Je Vais Bien, Ne T'en Fais Pas
Eres el milagro de verte de nuevo
De volver a besarte, a abrazarte
Te pierdo, sin haberte tenido, cada vez que huyes por la puerta
Estás más en mi mente que en mis brazos
Eres recuerdo, eres consuelo, desahogo
Me miras y callas, te guardas todo para ti.
Te miro. Y lloro a veces cuando te vas, cuando no estás, mientras te hablo y no me ves
Lloro. Lloro y tus hombros no lo saben.
Decido posar en ellos mis labios, no mis lágrimas y así está bien.....supongo.
Eres vida, eres cura, eres amor ligero y libre
y qué habría sido de mí sin ti, este año
¡qué año!
Eres sólo presente y es difícil.
Paralelo y efímero escape
alivio prohibido
Eres otra cuenta regresiva más
bomba de humo, de tiempo
Espejismo, bien-estar
Falso olvido
Eres
y te lo agradezco tanto.
D
16/11/11
sábado, 12 de noviembre de 2011
miércoles, 2 de noviembre de 2011
Dorian Gray
Al entrar, vieron a Dorian Gray. Estaba sentado al piano, de espaldas a ellos, pasando las páginas de Las escenas del bosque, de Schumann.
-Tienes que prestármelo, Basil -exclamó-. Quiero aprendérmelas. Son encantadoras.
-Eso depende de cómo poses hoy, Dorian.
-Estoy cansado de posar, y no quiero un retrato de cuerpo entero -respondió el muchacho, volviéndose sobre el taburete del piano con un gesto caprichoso y malhumorado. Al ver a lord Henry, se le colorearon las mejillas por un momento y procedió a levantarse-. Perdóname, Basil, pero no sabía que estuvieras acompañado.
-Te presento a lord Henry Wotton, Dorian, un viejo amigo mío de Oxford. Le estaba diciendo que eres un modelo muy disciplinado, y acabas de echarlo todo a perder.
-Excepto el placer de conocerlo a usted, señor Gray -dijo lord Henry, dando un paso al frente y extendiendo la mano-. Mi tía me ha hablado a menudo de usted. Es uno de sus preferidos y, mucho me temo, también una de sus víctimas.
-En el momento actual estoy en la lista negra de lady Agatha -respondió Dorian con una divertida expresión de remordimiento-. Prometí ir con ella el martes a un club de Whitechapel y lo olvidé por completo. íbamos a tocar juntos un dúo..., más bien tres, según creo. No sé qué dirá. Me da miedo ir a visitarla.
-Yo me encargo de reconciliarlo con ella. Siente verdadera devoción por usted. Y no creo que importara que no fuese. El público pensó probablemente que era un dúo. Cuando tía Agatha se sienta al piano hace ruido suficiente por dos personas.
-Eso es una insidia contra ella y tampoco me deja a mí en muy buen lugar -respondió Dorian, riendo.
Lord Henry se lo quedó mirando. Sí; no había la menor duda de que era extraordinariamente bien parecido, con labios muy rojos debidamente arqueados, ojos azules llenos de franqueza, rubios cabellos rizados. Había algo en su rostro que inspiraba inmediata confianza. Estaba allí presente todo el candor de la juventud, así como toda su pureza apasionada. Se sentía que aquel adolescente no se había dejado manchar por el mundo. No era de extrañar que Basil Hallward sintiera veneración por él.
-Sin duda es usted demasiado encantador para dedicarse a la filantropía, señor Gray -lord Henry se dejó caer en el diván y abrió la pitillera.
El pintor había estado ocupado mezclando colores y preparando los pinceles. Parecía preocupado y, al oír la última observación de lord Henry, lo miró, vaciló un instante y luego dijo:
-Harry, quiero terminar hoy este retrato. ¿Me juzgarás terriblemente descortés si te pido que te vayas?
Lord Henry sonrió y miró a Dorian Gray.
-¿Tengo que marcharme, señor Gray? -preguntó.
-No, por favor, lord Henry. Ya veo que Basil está hoy de mal humor, y no lo soporto cuando se enfurruña. Además, quiero que me explique por qué no debo dedicarme a la filantropía.
-No estoy seguro de que deba decírselo, señor Gray. Se trata de un asunto tan tedioso que habría que hablar en serio de ello. Pero, desde luego, no saldré corriendo después de haberme dicho usted que me quede. ¿No te importa demasiado, verdad Basil? Me has dicho muchas veces que te gusta que tus modelos tengan a alguien con quien charlar.
Hallward se mordió los labios.
-Si Dorian lo desea, claro que te puedes quedar. Los caprichos de Dorian son leyes para todo el mundo, excepto para él.
Lord Henry recogió su sombrero y sus guantes.
-Eres muy insistente, Basil, pero, desgraciadamente, debo irme. Prometí reunirme con una persona en el Orleans. Hasta la vista, señor Gray. Venga a verme alguna tarde a Curzon Street. Casi siempre estoy en casa a las cinco. Escríbame cuando decida ir, sentiría mucho perderme su visita.
-Basil -exclamó Dorian Gray-, si lord Henry Wotton se marcha, me iré yo también. Nunca despegas los labios cuando pintas, y es muy aburrido estar de pie en un estrado y tratar de parecer contento. Pídele que se quede. Insisto.
-Quédate, Harry, para complacer a Dorian y para complacerme a mí -dijo Hallward, sin apartar los ojos del cuadro-. Es muy cierto que nunca hablo cuando estoy trabajando, y tampoco escucho, lo que debe de ser increíblemente tedioso para mis pobres modelos. Te suplico que te quedes.
-¿Y qué va a ser del caballero que me espera en el Orleans?
El pintor se echó a reír.
-No creo que eso sea un problema. Siéntate otra vez, Harry. Y ahora, Dorian, sube al estrado y no te muevas demasiado ni prestes atención a lo que dice lord Henry. Tiene una pésima influencia sobre todos mis amigos, sin otra excepción que yo.
Dorian Gray subió al estrado con el aspecto de un joven mártir griego, e hizo una ligera mueca de descontento dirigida a lord Henry, que le inspiraba ya una gran simpatía. ¡Era tan distinto de Basil! Producían un contraste muy agradable. Y tenía una voz muy bella.
-¿Es cierto que ejerce usted una pésima influencia, lord Henry? -le preguntó al cabo de unos instantes-. ¿Tan mala como dice Basil?
-Las buenas influencias no existen, señor Gray. Toda influencia es inmoral; inmoral desde el punto de vista científico.
-¿Por qué?
-Porque influir en una persona es darle la propia alma. Esa persona deja de pensar sus propias ideas y de arder con sus pasiones. Sus virtudes dejan de ser reales. Sus pecados, si es que los pecados existen, son prestados. Se convierte en eco de la música de otro, en un actor que interpreta un papel que no se ha escrito para él. La finalidad de la vida es el propio desarrollo. Alcanzar la plenitud de la manera más perfecta posible, para eso estamos aquí. En la actualidad las personas se tienen miedo. Han olvidado el mayor de todos los deberes, lo que cada uno se debe a sí mismo. Son caritativos, por supuesto. Dan de comer al hambriento y visten al desnudo. Pero sus almas pasan hambre y ellos mismos están desnudos. Nuestra raza ha dejado de tener valor. Quizá no lo haya tenido nunca. El miedo a la sociedad, que es la base de la moral; el miedo a Dios, que es el secreto de la religión: ésas son las dos cosas que nos gobiernan. Y, sin embargo...
-Vuelve la cabeza un poquito más hacia la derecha, Dorian, como un buen chico -dijo el pintor, enfrascado en su trabajo, sólo consciente de que en el rostro del muchacho había aparecido una expresión completamente nueva.
-Y, sin embargo -continuó lord Henry, con su voz grave y musical, y con el peculiar movimiento de la mano que le era tan característico, y que ya lo distinguía incluso en los días de Eton-, creo que si un hombre viviera su vida de manera total y completa, si diera forma a todo sentimiento, expresión a todo pensamiento, realidad a todo sueño..., creo que el mundo recibiría tal empujón de alegría que olvidaríamos todas las enfermedades del medievalismo y regresaríamos al ideal heleno; puede que incluso a algo más delicado, más rico que el ideal heleno. Pero hasta el más valiente de nosotros tiene miedo de sí mismo. La mutilación del salvaje encuentra su trágica supervivencia en la autorrenuncia que desfigura nuestra vida. Se nos castiga por nuestras negativas. Todos los impulsos que nos esforzamos por estrangular se multiplican en la mente y nos envenenan. Que el cuerpo peque una vez, y se habrá librado de su pecado, porque la acción es un modo de purificación. Después no queda nada, excepto el recuerdo de un placer o la voluptuosidad de un remordimiento. La única manera de librarse de la tentación es ceder ante ella. Si se resiste, el alma enferma, anhelando lo que ella misma se ha prohibido, deseando lo que sus leyes monstruosas han hecho monstruoso e ilegal. Se ha dicho que los grandes acontecimientos del mundo suceden en el cerebro. Es también en el cerebro, y sólo en el cerebro, donde se cometen los grandes pecados. Usted, señor Gray, usted mismo, todavía con las rosas rojas de la juventud y las blancas de la infancia, ha tenido pasiones que le han hecho asustarse, pensamientos que le han llenado de terror, sueños y momentos de vigilia cuyo simple recuerdo puede teñirle las mejillas de vergüenza...
-¡Basta! -balbuceó Dorian Gray-; ¡basta! Me desconcierta usted. No sé qué decir. Hay una manera de responderle, pero no la encuentro. No hable. Déjeme pensar. O, más bien, deje que trate de pensar.
Durante cerca de diez minutos siguió allí, inmóvil, los labios abiertos y un brillo extraño en la mirada. Era vagamente consciente de que influencias completamente nuevas actuaban en su interior, aunque, le parecía a él, procedían en realidad de sí mismo. Las pocas palabras que el amigo de Basil le había dicho, palabras lanzadas al azar, sin duda, y caprichosamente paradójicas, habían tocado alguna cuerda secreta, nunca pulsada anteriormente, pero que sentía ahora vibrar y palpitar con peculiares estremecimientos.
La música le afectaba de la misma manera. La música le había conmovido muchas veces. Pero la música no era directamente inteligible. No era un mundo nuevo, sino más bien otro caos creado en nosotros. ¡Palabras! ¡Simples palabras! ¡Qué terribles eran! ¡Qué claras, y qué agudas y crueles! No era posible escapar. Y, sin embargo, ¡qué magia tan sutil había en ellas! Parecían tener la virtud de dar una forma plástica a cosas informes y poseer una música propia tan dulce como la de una viola o de un laúd. ¡Simples palabras! ¿Había algo tan real como las palabras?
Sí; hubo cosas en su infancia que nunca entendió, pero que ahora entendía. La vida, de repente, adquirió a sus ojos un color rojo encendido. Le pareció que había estado caminando sobre fuego. ¿Por qué no lo había sabido antes?
Con una sonrisa sutil lord Henry lo observaba. Sabía cuál era el momento psicológico en el que no había que decir nada. Estaba sumamente interesado. Sorprendido de la impresión producida por sus palabras y, al recordar un libro que había leído a los dieciséis años, un libro que le reveló muchas cosas que antes no sabía, se preguntó si Dorian Gray estaba teniendo una experiencia similar. Él no había hecho más que lanzar una flecha al aire. ¿Había dado en el blanco? ¡Qué fascinante era aquel muchacho!
Hallward pintaba sin descanso con aquellas maravillosas y audaces pinceladas suyas que tenían el verdadero refinamiento y la perfecta delicadeza que, al menos en el arte, proceden únicamente de la fuerza. No había advertido el silencio.
-Basil, me canso de estar de pie -exclamó Gray de repente-. Quiero salir al jardín y sentarme. Aquí el aire es asfixiante.
-Tendrás que perdonarme. Cuando pinto me olvido de todo lo demás. Pero nunca habías posado mejor. Has estado completamente inmóvil. Y he captado el efecto que quería: los labios entreabiertos, y el brillo en los ojos. No sé qué te habrá dicho Harry para conseguir esta expresión maravillosa. Imagino que te halagaba la vanidad. No debes creer una sola palabra de lo que diga.
-Desde luego no me halagaba la vanidad. Tal vez por eso no he creído nada de lo que me ha dicho. -Reconozca que se lo ha creído todo -dijo lord Henry, lanzándole una mirada soñadora y lánguida-. Saldré al jardín con usted. Hace un calor horrible en el estudio. Basil, ofrécenos algo helado para beber, algo que tenga fresas.
-Por supuesto, Harry. Basta con que llames; en cuanto venga Parker le diré lo que quieres. He de trabajar el fondo; me reuniré después con vosotros. No retengas demasiado tiempo a Dorian. Nunca me he sentido tan en forma para pintar como hoy. Va a ser mi obra maestra. Ya lo es, tal como está ahora.
Lord Henry salió al jardín y encontró a Dorian Gray con el rostro hundido en las grandes flores del lilo, bebiendo febrilmente su perfume fresco como si se tratase de vino. Se le acercó y le puso una mano en el hombro.
-Está usted en lo cierto al hacer eso -murmuró-. Nada, excepto los sentidos, puede curar el alma, como tampoco nada, excepto el alma, puede curar los sentidos.
El muchacho se sobresaltó, apartándose. Llevaba la cabeza descubierta, y las hojas del arbusto le habían despeinado, enredando las hebras doradas. Había miedo en sus ojos, como sucede cuándo se despierta a alguien de repente. Le vibraron las aletas de la nariz y algún nervio escondido agitó el rojo de sus labios, haciéndolos temblar.
-Sí -prosiguió lord Henry-; ése es uno de los grandes secretos de la vida: curar el alma por medio de los sentidos, y los sentidos con el alma. Usted es una criatura asombrosa. Sabe más de lo que cree saber, pero menos de lo que quiere.
Dorian Gray frunció el ceño y apartó la cabeza. Le era imposible dejar de mirar con buenos ojos a aquel joven alto y elegante que tenía al lado. Su rostro moreno y romántico y su aire cansado le interesaban. Había algo en su voz, grave y lánguida, absolutamente fascinante. Sus manos blancas, tranquilas, que tenían incluso algo de flores, poseían un curioso encanto. Se movían, cuando lord Henry hablaba, de manera musical, y parecían poseer un lenguaje propio. Pero lord Henry le asustaba, y se avergonzaba de sentir miedo. ¿Cómo era que un extraño le había hecho descubrirse a sí mismo? Conocía a Hallward desde hacía meses, pero la amistad entre ambos no lo había cambiado. De repente, sin embargo, se había cruzado con alguien que parecía descubrirle el misterio de la existencia. Aunque, de todos modos, ¿qué motivo había para sentir miedo? Él no era un colegial ni una muchachita. Era absurdo asustarse.
-Sentémonos a la sombra -dijo lord Henry-. Parker nos ha traído las bebidas, y si se queda usted más tiempo bajo este sol de justicia se le echará a perder la tez y Basil nunca lo volverá a retratar. No debe permitir que el sol lo queme. Sería muy poco favorecedor.
-¿Qué importancia tiene eso? -exclamó Dorian Gray, riendo, mientras se sentaba en un banco al fondo del jardín.
-Toda la importancia del mundo, señor Gray.
-¿Por qué?
-Porque posee usted la más maravillosa juventud, y la juventud es lo más precioso que se puede poseer.
-No lo siento yo así, lord Henry.
-No; no lo siente ahora. Pero algún día, cuando sea viejo y feo y esté lleno de arrugas, cuando los pensamientos le hayan marcado la frente con sus pliegues y la pasión le haya quemado los labios con sus odiosas brasas, lo sentirá, y lo sentirá terriblemente. Ahora, dondequiera que vaya, seduce a todo el mundo. ¿Será siempre así?... Posee usted un rostro extraordinariamente agraciado, señor Gray. No frunza el ceño. Es cierto. Y la belleza es una manifestación de genio; está incluso por encima del genio, puesto que no necesita explicación. Es uno de los grandes dones de la naturaleza, como la luz del sol, o la primavera, o el reflejo en aguas oscuras de esa concha de plata a la que llamamos luna. No admite discusión. Tiene un derecho divino de soberanía. Convierte en príncipes a quienes la poseen. ¿Se sonríe? ¡Ah! Cuando la haya perdido no sonreirá... La gente dice a veces que la belleza es sólo superficial. Tal vez. Pero, al menos, no es tan superficial como el pensamiento. Para mí la belleza es la maravilla de las maravillas. Tan sólo las personas superficiales no juzgan por las apariencias. El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo que no se ve... Sí, señor Gray, los dioses han sido buenos con usted. Pero lo que los dioses dan, también lo quitan, y muy pronto. Sólo dispone de unos pocos años en los que vivir de verdad, perfectamente y con plenitud. Cuando se le acabe la juventud desaparecerá la belleza, y entonces descubrirá de repente que ya no le quedan más triunfos, o habrá de contentarse con unos triunfos insignificantes que el recuerdo de su pasado esplendor hará más amargos que las derrotas. Cada mes que expira lo acerca un poco más a algo terrible. El tiempo tiene celos de usted, y lucha contra sus lirios y sus rosas. Se volverá cetrino, se le hundirán las mejillas y sus ojos perderán el brillo. Sufrirá horriblemente... ¡Ah! Disfrute plenamente de la juventud mientras la posee. No despilfarre el oro de sus días escuchando a gente aburrida, tratando de redimir a los fracasados sin esperanza, ni entregando su vida a los ignorantes, los anodinos y los vulgares. Ésos son los objetivos enfermizos, las falsas ideas de nuestra época. ¡Viva! ¡Viva la vida maravillosa que le pertenece! No deje que nada se pierda. Esté siempre a la busca de nuevas sensaciones. No tenga miedo de nada... Un nuevo hedonismo: eso es lo que nuestro siglo necesita. Usted puede ser su símbolo visible. Dada su personalidad, no hay nada que no pueda hacer. El mundo le pertenece durante una temporada... En el momento en que lo he visto he comprendido que no se daba usted cuenta en absoluto de lo que realmente es, de lo que realmente puede ser. Había en usted tantas cosas que me encantaban que he sentido la necesidad de hablarle un poco de usted. He pensado en la tragedia que sería malgastar lo que posee. Porque su juventud no durará mucho, demasiado poco, a decir verdad. Las flores sencillas del campo se marchitan, pero florecen de nuevo. Las flores del codeso serán tan amarillas el próximo junio como ahora. Dentro de un mes habrá estrellas moradas en las clemátides y, año tras año, la verde noche de sus hojas sostendrá sus flores moradas. Pero nosotros nunca recuperamos nuestra juventud. El pulso alegre que late en nosotros cuando tenemos veinte años se vuelve perezoso con el paso del tiempo. Nos fallan las extremidades, nuestros sentidos se deterioran. Nos convertimos en espantosas marionetas, obsesionados por el recuerdo de las pasiones que nos asustaron en demasía, y el de las exquisitas tentaciones a las que no tuvimos el valor de sucumbir. ¡Juventud! ¡Juventud! ¡No hay absolutamente nada en el mundo excepto la juventud!
Dorian Gray escuchaba, los ojos muy abiertos, asombrado. El ramillete de lilas se le cayó al suelo. Una sedosa abeja zumbó a su alrededor por un instante. Luego empezó a trepar con dificultad por los globos estrellados de cada flor. Dorian Gray la observó con el extraño interés por las cosas triviales que tratamos de fomentar cuando las más importantes nos asustan, o cuando nos embarga alguna nueva emoción que no sabemos expresar, o cuando alguna idea que nos aterra pone repentino sitio a la mente y exige nuestra rendición. Al cabo de algún tiempo la abeja alzó el vuelo. Dorian Gray la vio introducirse en la campanilla de una enredadera. La flor pareció estremecerse y luego se balanceó suavemente hacia adelante y hacia atrás.
De repente, el pintor apareció en la puerta del estudio y, con gestos bruscos, les indicó que entraran en la casa. Dorian Gray y lord Henry se miraron y sonrieron.
-Estoy esperando -exclamó Hallward-. Vengan, por favor. La luz es perfecta; tráiganse los vasos.
Se levantaron y recorrieron juntos la senda. Dos mariposas verdes y blancas se cruzaron con ellos y, en el peral que ocupaba una esquina del jardín, un mirlo empezó a cantar.
-Se alegra de haberme conocido, señor Gray-dijo lord Henry, mirándolo.
-Sí, ahora sí. Me pregunto si me alegraré siempre.
-¡Siempre! Terrible palabra. Hace que me estremezca cuando la oigo. Las mujeres son tan aficionadas a usarla. Echan a perder todas las historias de amor intentando que duren para siempre. Es, además, una palabra sin sentido. La única diferencia entre un capricho y una pasión para toda la vida es que el capricho dura un poco más.
Al entrar en el estudio, Dorian Gray puso una mano en el brazo de lord Henry.
-En ese caso, que nuestra amistad sea un capricho -murmuró, ruborizándose ante su propia audacia; luego subió al estrado y volvió a posar.
Lord Henry se dejó caer en un gran sillón de mimbre y lo contempló. El roce del pincel sobre el lienzo era el único ruido que turbaba la quietud, excepto cuando, de tarde en tarde, Hallward retrocedía para examinar su obra desde más lejos. En los rayos oblicuos que penetraban por la puerta abierta, el polvo danzaba, convertido en oro. El intenso perfume de las rosas parecía envolverlo todo.
Al cabo de un cuarto de hora Hallward dejó de pintar, miró durante un buen rato a Dorian Gray, y luego durante otro buen rato al cuadro mientras mordía el extremo de uno de sus grandes pinceles y fruncía el ceño.
-Está terminado -exclamó por fin; agachándose, firmó con grandes trazos rojos en la esquina izquierda del lienzo.
Lord Henry se acercó a examinar el retrato. Era, sin duda, una espléndida obra de arte, y el parecido era excelente.
-Mi querido amigo -dijo-, te felicito de todo corazón. Es el mejor retrato de nuestra época. Señor Gray, venga a comprobarlo usted mismo.
El muchacho se sobresaltó, como despertando de un sueño.
-¿Realmente acabado? -murmuró, bajando del estrado.
-Totalmente -dijo el pintor-. Y hoy has posado mejor que nunca. Te estoy muy agradecido.
-Eso me lo debes enteramente a mí -intervino lord Henry-. ¿No es así, señor Gray?
Dorian, sin responder, avanzó con lentitud de espaldas al cuadro y luego se volvió hacia él. Al verlo retrocedió, las mejillas encendidas de placer por un momento. Un brillo de alegría se le encendió en los ojos, como si se reconociese por vez primera. Permaneció inmóvil y maravillado, consciente apenas de que Hallward hablaba con él y sin captar el significado de sus palabras. La conciencia de su propia belleza lo asaltó como una revelación. Era la primera vez. Los cumplidos de Basil Hallward le habían parecido hasta entonces simples exageraciones agradables, producto de la amistad. Los escuchaba, se reía con ellos y los olvidaba. No influían sobre él. Luego se había presentado lord Henry Wotton con su extraño panegírico sobre la juventud, su terrible advertencia sobre su brevedad. Aquello le había conmovido y, ahora, mientras miraba fijamente la imagen de su belleza, con una claridad fulgurante captó toda la verdad. Sí, en un día no muy lejano su rostro se arrugaría y marchitaría, sus ojos perderían color y brillo, la armonía de su figura se quebraría. Desaparecería el rojo escarlata de sus labios y el oro de sus cabellos. La vida que había de formarle al alma le deformaría el cuerpo. Se convertiría en un ser horrible, odioso, grotesco. Al pensar en ello, un dolor muy agudo lo atravesó como un cuchillo, e hizo que se estremecieran todas las fibras de su ser. El azul de sus ojos se oscureció con un velo de lágrimas. Sintió que una mano de hielo se le había posado sobre el corazón.
-¿No te gusta? -exclamó finalmente Hallward, un tanto dolido por el silencio del muchacho, sin entender su significado.
-Claro que le gusta -dijo lord Henry-. ¿A quién podría no gustarle? Es una de las grandes obras del arte moderno. Te daré por él lo que quieras pedirme. Debe ser mío.
-No soy yo su dueño, Harry.
-¿Quién es el propietario?
-Dorian, por supuesto -respondió el pintor.
-Es muy afortunado.
-¡Qué triste resulta! -murmuró Dorian Gray, los ojos todavía fijos en el retrato-. Me haré viejo, horrible, espantoso. Pero este cuadro siempre será joven. Nunca dejará atrás este día de junio... ¡Si fuese al revés! ¡Si yo me conservase siempre joven y el retrato envejeciera! Daría..., ¡daría cualquier cosa por eso! ¡Daría el alma!
-No creo que te gustara mucho esa solución, Basil -exclamó lord Henry, riendo-. Sería bastante inclemente con tu obra.
-Me opondría con la mayor energía posible, Harry -dijo Hallward.
Dorian Gray se volvió para mirarlo.
-Estoy seguro de que lo harías. Tu arte te importa más que los amigos. Para ti no soy más que una figurilla de bronce. Ni siquiera eso, me atrevería a decir.
El pintor se lo quedó mirando, asombrado. Dorian no hablaba nunca así. ¿Qué había sucedido? Parecía muy enfadado. Tenía el rostro encendido y le ardían las mejillas.
-Sí -continuó el joven-: para ti soy menos que tu Hermes de marfil o tu fauno de plata. Ésos te gustarán siempre. ¿Hasta cuándo te gustaré yo? Hasta que me salga la primera arruga. Ahora ya sé que cuando se pierde la belleza, mucha o poca, se pierde todo. Tu cuadro me lo ha enseñado. Lord Henry Wotton tiene razón. La juventud es lo único que merece la pena. Cuando descubra que envejezco, me mataré.
Hallward palideció y le tomó la mano.
-¡Dorian! ¡Dorian! -exclamó-, no hables así. Nunca he tenido un amigo como tú, ni tendré nunca otro. No me digas que sientes celos de las cosas materiales. ¡Tú estás por encima de todas ellas!
-Tengo celos de todo aquello cuya belleza no muere. Tengo celos de mi retrato. ¿Por qué ha de conservar lo que yo voy a perder? Cada momento que pasa me quita algo para dárselo a él. ¡Ah, si fuese al revés! ¡Si el cuadro pudiera cambiar y ser yo siempre como ahora! ¿Para qué lo has pintado? Se burlará de mí algún día, ¡se burlará despiadadamente!
Los ojos se le llenaron de lágrimas ardientes; retiró bruscamente la mano y, arrojándose sobre el diván, enterró el rostro entre los cojines, como si estuviera rezando.
-Esto es obra tuya, Harry -dijo el pintor con amargura.
Lord Henry se encogió de hombros.
-Es el verdadero Dorian Gray, eso es todo.
-No lo es.
-Si no lo es, ¿qué tengo yo que ver con eso?
-Deberías haberte marchado cuando te lo pedí -murmuró.
-Me quedé cuando me lo pediste -fue la respuesta de lord Henry.
-Harry, no me puedo pelear al mismo tiempo con mis dos mejores amigos, pero entre los dos me habéis hecho odiar la más perfecta de mis obras, y voy a destruirla. ¿Qué es, después de todo, excepto lienzo y color? No voy a permitir que un retrato se interponga entre nosotros.
Dorian Gray alzó la rubia cabeza del cojín y, con el rostro pálido y los ojos enrojecidos por las lágrimas lo miró, mientras Hallward se dirigía hacia la mesa de madera situada bajo la alta ventana con cortinas. ¿Qué había ido a hacer allí? Los dedos se perdían entre el revoltijo de tubos de estaño y pinceles secos, buscando algo. Sí, el largo cuchillo apaletado, con su delgada hoja de acero flexible. . Una vez encontrado, se disponía a rasgar la tela. Ahogando un gemido, el muchacho saltó del diván y, corriendo hacia Hallward, le arrancó el cuchillo de la mano, arrojándolo al otro extremo del estudio.
-¡No, Basil, no lo hagas! -exclamó-. ¡Sería un asesinato! -Me alegro de que por fin aprecies mi obra, Dorian -dijo fríamente el pintor, una vez recuperado de la sorpresa-. Había perdido la esperanza.
-¿Apreciarla? Me fascina. Es parte de mí mismo. Lo noto.
-Bien; tan pronto como estés seco, serás barnizado y enmarcado y enviado a tu casa. Una vez allí, podrás hacer contigo lo que quieras -cruzando la estancia tocó la campanilla para pedir té-. ¿Tomarás té, como es lógico, Dorian? ¿Y tú también, Harry? ¿O estás en contra de placeres tan sencillos?
-Adoro los placeres sencillos -dijo lord Henry-. Son el último refugio de las almas complicadas. Pero no me gustan las escenas, excepto en el teatro. ¡Qué personas tan absurdas sois los dos! Me pregunto quién definió al hombre como animal racional. Fue la definición más prematura que se ha dado nunca. El hombre es muchas cosas, pero no racional. Y me alegro de ello después de todo: aunque me gustaría que no os pelearais por el cuadro. Será mucho mejor que me lo des a mí, Basil. Este pobre chico no lo quiere en realidad, y yo en cambio sí.
-¡Si se lo das a otra persona, no te lo perdonaré nunca! -exclamó Dorian Gray-; y no permito que nadie me llame pobre chico.
-Ya sabes que el cuadro es tuyo, Dorian. Te lo di antes de que existiera.
-Y también sabe usted, señor Gray, que se ha dejado llevar por los sentimientos y que en realidad no le parece mal que se le recuerde cuán joven es.
-Me hubiera parecido francamente mal esta mañana, lord Henry.
-¡Ah, esta mañana! Ha vivido usted mucho desde entonces.
Se oyó llamar a la puerta, entró el mayordomo con la bandeja del té y la colocó sobre una mesita japonesa. Se oyó un tintineo de tazas y platillos y el silbido de una tetera georgiana. Entró un paje llevando dos fuentes con forma de globo. Dorian Gray se acercó a la mesa y sirvió el té. Los otros dos se acercaron lánguidamente y examinaron lo que había bajo las tapaderas.
-Vayamos esta noche al teatro -propuso lord Henry-. Habrá algo que ver en algún sitio. He quedado para cenar en White's, pero sólo se trata de un viejo amigo, de manera que le puedo mandar un telegrama diciendo que estoy enfermo o que no puedo ir en razón de un compromiso ulterior. Creo que sería una excusa bastante simpática, ya que contaría con la sorpresa de la sinceridad.
-¡Es tan aburrido ponerse de etiqueta! -murmuró Hallward-. Y, cuando ya lo has hecho, ¡se tiene un aspecto tan horroroso!
-Sí -respondió lord Henry distraídamente-, la ropa del siglo XIX es detestable. Tan sombría, tan deprimente. El pecado es el único elemento de color que queda en la vida moderna.
-No deberías decir cosas como ésa delante de Dorian, Harry.
-¿Delante de qué Dorian? ¿El que nos está sirviendo el té o el del cuadro?
-De ninguno de los dos.
-Me gustaría ir al teatro con usted, lord Henry -dijo el muchacho.
-Venga, entonces; y tú también, Basil.
-La verdad es que no puedo. Será mejor que no. Tengo muchísimo trabajo.
-Bien; en ese caso, iremos usted y yo, señor Gray.
-Encantado.
El pintor se mordió el labio y, con la taza en la mano, se acercó al cuadro.
-Me quedaré con el verdadero Dorian -dijo tristemente.
-¿Es ése el verdadero Dorian? -exclamó el original del retrato, acercándose a Hallward-. ¿Soy realmente así? -Sí; exactamente así.
-¡Maravilloso, Basil!
-Tienes al menos el mismo aspecto. Pero él no cambiará -suspiró Hallward-. Eso es algo.
-¡Qué obsesión tienen las personas con la fidelidad! -exclamó lord Henry-. Incluso el amor es simplemente una cuestión de fisiología. No tiene nada que ver con la voluntad. Los jóvenes quieren ser fieles y no lo son; los viejos quieren ser infieles y no pueden: eso es todo lo que cabe decir.
-No vayas esta noche al teatro, Dorian -dijo Hallward-. Quédate a cenar conmigo.
-No puedo, Basil.
-¿Por qué no?
-Porque he prometido a lord Henry Wotton ir con él.
-No mejorará su opinión de ti porque cumplas tus promesas. Él siempre falta a las suyas. Te ruego que no vayas.
Dorian Gray rió y negó con la cabeza.
-Te lo suplico.
El muchacho vaciló y miró hacia lord Henry, que los contemplaba desde la mesita del té con una sonrisa divertida.
-Tengo que ir, Basil -respondió el joven.
-Muy bien -dijo Hallward; y, alejándose, depositó su taza en la bandeja-. Es bastante tarde y, dado que tienes que vestirte, será mejor que no pierdas más tiempo. Hasta la vista, Harry. Hasta la vista, Dorian. Ven pronto a verme. Mañana.
-Desde luego.
-¿No lo olvidarás?
-¡No, claro que no! -exclamó Dorian.
-Y..., ¡Harry!
-¿Sí, Basil?
-Recuerda lo que te pedí cuando estábamos esta mañana en el jardín.
-Lo he olvidado.
-Confío en ti.
-Quisiera poder confiar yo mismo -dijo lord Henry, riendo-. Vamos, señor Gray, mi coche está ahí fuera, le puedo dejar en su casa. Hasta la vista, Basil. Ha sido una tarde interesantísima.
Cuando la puerta se cerró tras ellos el pintor se dejó caer en un sofá y apareció en su rostro una expresión de sufrimiento
viernes, 14 de octubre de 2011
Carta Muerta/Carta Muda
¿Qué hago ahora con este aborto de carta?
¿La quemo,la boto,la rompo,laentregoyasinvida?
Las palabras empiezan a perder su ritmo y se ponen rígidas dentro del sobre, las letras y las lágrimas comienzan a descomponerse y yo no sé qué hacer con este frágil cuerpo de papel.
Vienes y me embarazas de ideas, de sentimientos, de recuerdos, de planes... y cuando te vas me quedo gestando un nuevo futuro para los dos y termino dando a luz otra estúpida carta que jamás será leída por los ojos de su padre.
Tengo ya un cementerio de correspondencia deforme. Voy acumulando tumbas frías de palabras, de mis palabras...que con tanta paciencia espero y con tanta ilusión escribo pero que, finalmente, terminan una y otra vez siendo abortos de cartas. Dolorosas pérdidas mudas, pequeñas muertes de mí.
D
13-14/10/11
miércoles, 12 de octubre de 2011
Decido
Dadas las circunstancias internas y externas opto por no patalear más.
Haré un esfuerzo conciente para no pedirte nada, ni siquiera recordarte como solías ser y ya no eres. No quiero volver a reclamar ni a esperar nada de vos. Yo creo que para ti sigo siendo importante porque aunque las cosas hayan cambiado aún me lo demuestras a tu manera. Y cómo no iban a cambiar si es que han pasado meses ya, sin darnos cuenta. La mutación era/es inevitable.
Me sigues gustando mucho y he llegado a pensar que estoy inofensiva y superficialmente enamorada de ti. Me alegra haber conocido esta otra faceta de las relaciones personales. Sinceramente he aprendido de todo esto pero no es sano echarle tanta leña al fuego y por eso retrocedo. Decido dar un par de pasos hacia atrás y lo vas a notar.
Espero ser capaz de no volverte a escribir, pienso reducir los mensajes y los demás detalles a la mitad. Ni una sola llamada a no ser que sea estrictamente necesaria o en caso de una fecha especial. Se acabaron también las propuestas, al menos aquellas que sé que me prometes sin intención real de cumplir. Sí, entiendo tus circunstancias. No, no entiendo tu pasividad y falta de iniciativa e imaginación.
No quiero pelear contigo, ni ponerte contra la espada y la pared. Se nos han ido un poco las luces y los límites y yo me encargaré de ponernos de nuevo en nuestro sitio. Vamos a tomar únicamente lo que el otro ponga en la mesa. Sin presión, sin exigencia.
Voy a seguir besándote hasta sentir raros los labios. Voy a seguir haciéndote el amor cada que vengas. Seguiré encontrándote en las canciones y los libros pero ya no lo sabrás. Por quién sabe cuánto tiempo más serás uno de mis primeros y últimos pensamientos del día. Voy a seguir queriéndote sin decírtelo porque llegaste a mi vida en un momento muy inapropiado y contra todo pronóstico calaste y me has hecho feliz de un modo extraño.
Hoy fui conciente de la mini-tusa que me espera con vos pero cuando llegue el momento la soportaré con estoicismo porque has valido la pena y he intentado hacértelo saber pero creo que se me está yendo la mano contigo y por eso hoy decido. Y espero que sea una decisión fuerte...una real.
D
12/10/11
Salvavidas
Pues bien, en épocas como esta...en días como hoy, sinceramente no sé qué haría sin ciertos salvavidas que me rescatan de ese pozo sin fondo de la depresión, que me alivianan un poco el peso de esta carga en que se convierte a veces la cotidianidad.
¿Cómo sobrellevar la vida sin la música? La música que lo dice todo por mí, que expresa con tremenda precisión y belleza todo aquello que yo no puedo o no quiero sacar.
Nada como ponerse el iPod y gritar a todo trapo las experiencias ajenas que tan bien reflejan las propias. Y nadie sospecha mucho...y nadie pregunta casi.
Están, obviamente, los libros. Terapéutica y amada lectura que desde hace tanto tiempo me acompaña porque desde que aprendí a leer me fascinó. Libros amigos, libros amantes, libros-máquinas del tiempo, libros maestros. No hay mejor manera de escapar que abrir un libro y dejarse atrapar por las imágenes, por las palabras y los paisajes, por las historias ajenas que hacen olvidar las propias por un buen rato... El tren de letras arranca a toda velocidad y ya no soy yo. Llega el alivio.
Últimamente volví a retomar una práctica perdida que consiste en anotar en una libreta aquellas frases de los libros que me gustan o me llaman la atención. Ya que tengo pésima memoria para casi todo, en especial para recordar luego de unos días lo que leo...pues que al menos queden estos registros.
La buena comida es otros de mis rescatadores infalibles. Nada como un buen almuerzo para sacar el ánimo a flote. Uno de esos almuerzos en que termina uno con una sonrisa hasta chocante, perdIdo en el bienestar sencillo de la satisfacción alimentaria. Ni qué decir de un buen postre o un café caliente en el momento preciso. Pequeñas alegrías aseguradas.
Y la cama, el sueño, esa dulce "inconsciencia" que anestesia hasta los peores dolores. Bendito sea el momento de acostarse y rendirse unas horas a la tranquilidad más absoluta. En días como hoy, ruego no soñar nada (¿no recordar?) y simplemente entregarme al vacío reparador.
Hay otras cosas que me hacen más ameno el día... como Cuevana, como Matías, como algunos amigos, como salir a caminar.
La vida sería realmente insoportable sin estos escapes.
D
12/10/11
domingo, 25 de septiembre de 2011
Molestas estas lágrimas de mierda que no sirven para nada más que entibiarme los cachetes.
¿Por qué tengo el cuerpo tan roto?
Esta soledad-cucaracha...soledad resistente a mis remedios caseros me tiene enferma.
Y ahora resulta que más meses se interponen entre mi afán de largarme y la partida.
Que muy pocas cosas me atan a esta cotidianidad asfixiante. Que me quiero ir ya.
Que los oídos ni música soportan. Que las palabras hoy no quieren salir por la boca ni los dedos sino por los ojos.
Hoy tampoco sirvo pa nada.
Bah
domingo, 18 de septiembre de 2011
Joy
martes, 13 de septiembre de 2011
"Salir del amor ilesos"
Me tiene sin cuidado si miras a otras... o si otras te miran a ti. Da igual si no monopolizo tus fantasías, si no es mi voz la única que anhelas escuchar.
Me es indiferente a quién más besas si todavía te interesas en mis labios y en mi cuerpo, si todavía me encuentras atractiva.
No me importa si aparte de mis cartas de amor recibes otras. Es apenas obvio. Eres maravilloso.
Si no soy yo la única que te trasnocha ¿qué más da?
Tú tampoco eres el primero, ni el único ni el último.
Pero aquí estamos, individualmente juntos, trascendentalmente unidos.
Sigo agradeciendo cada una de tus sonrisas, sigo disfrutando tus reconfortantes abrazos.
Te extraño en la distancia y no eres mío.
Te quiero como a nadie y tú lo sabes.
D
13/9/11
miércoles, 24 de agosto de 2011
Men
Si alguien tal vez logró ver un panorama mío más completo fuiste vos. De una manera indirecta pero más completa al fin y al cabo. Vos que que te callaste, vos que te largaste, vos que la cagaste.
Men....men in my life.
sábado, 20 de agosto de 2011
jueves, 18 de agosto de 2011
lunes, 15 de agosto de 2011
Down
sábado, 6 de agosto de 2011
"Cuando todo pase..."
La tusa ha sido un proceso interesante. Doloroso, muy. Pensé que sería un dolor agudo, paralizante y corto pero me equivoqué. Ha sido un sufrimiento a cuotas, diferido...largo.
El asunto ha sido limitante pero sólo parcialmente. Como si en vez de afectar un órgano vital me hubieran cortado el pulgar de la mano derecha. Puedo hacer menos pero puedo hacer.
No pienso entrar en muchos detalles tampoco porque semejante situación prefiero mantenerla y sobrellevarla en privado, casi en absoluta soledad.
No es fácil aferrarse con uñas y dientes a algo que luego hay que soltar a la fuerza. La convicción y la costumbre son caprichosas y cuesta convencerlas de la importancia del cambio.
Al final estaremos bien.
Te quiero mucho y pienso conservarte a mi lado. Es complicado lidiar con esta relación-plasma....esta relación indeterminada en que quedamos suspendidos. Ni novios ni amigos pero algo somos y deseo que lo sigamos siendo porque eres una persona muy valiosa y aún encuentro muchas cosas bonitas y útiles en ti a las que no quiero renunciar únicamente porque perdimos el status de "pareja".
No sé qué más decir...creo que no quiero decir nada más, por ahora.
D
6/8/11
http://www.youtube.com/watch?v=93jJRB2o1a8
http://www.youtube.com/watch?v=tZN_U1xsWxU
http://www.youtube.com/watch?v=JtSqUCBbQW4
miércoles, 27 de julio de 2011
lunes, 27 de junio de 2011
Carta abierta
Lo queremos de formas muy distintas. Vos sos la novia. Yo soy su amiga.
El amor que tú le das es de pareja. El cariño que yo le tengo y le demuestro es de amistad, amistad de las buenas, de las fuertes.
Estuve antes de ti y seguramente estaré a su lado cuando tú ya no estés porque, para bien o para mal, la amistad suele durar más que el amor.
No soy tu enemiga, no tengo ninguna mala intención. Me alegra inmensamente verlo feliz, verlo enamorado como no lo había visto antes.
Es complicado adaptarse, claro. Yo vivo un momento difícil, un momento donde lo he necesitado y lo necesito a mi lado porque confío y me refugio en su amistad. Justo en la mitad de ese momento te conoce y se enamoran. Por obvias razones se aparta, se aparta para estar contigo y experimentar esa deliciosa y egoísta etapa al empezar una nueva relación....etapa en la que uno quiere pasar todo el tiempo posible con esa otra persona...en la que uno no suele tener tiempo ni voluntad para nadie más. Los amigos, por lo general, llevamos del bulto en esa situación. El tiempo y las actividades que compartíamos juntos hay que repartirlo y reordenarlo ahora que hay un tercero (muy importante) dentro de la ecuación. Yo no tengo problema con eso. No soy celosa con mis amigos. Entiendo (y entenderlo no signifique que no me afecte) perfectamente que se aleje, que ya no esté para mí de la misma forma, que ya no cuente con la misma libertad y disposición. Me alegra, te lo repito, verlo tan contento aunque eso signifique reducir los momentos juntos. Nos vemos menos, por eso me emociono tanto cuando lo veo, por eso lo abrazo, le tomo la mano, le sonrío. Yo tengo pocos amigos y los que tengo los valoro mucho. Soy poco expresiva pero con él me nace ser cariñosa y no tengo problema con eso. Lo adoro, he sido afortunada al encontrarlo....igual que lo has sido tú.....pero lo que encontramos en él es diferente. Digamos que yo elegí el camino de la izquierda y vos el de la derecha. Nos llevan a sitios muy distintos dentro de su cabeza y sus afectos y precisamente por eso no hay de qué preocuparse.
No te dejes llenar la cabeza de cucarachas, querida. No dejes que unos celos sin fundamentos arruinen el momento tan bonito por el que están pasando ni lo pongas a elegir entre las 2 porque será un error enorme. ¿Que lo abrazo, que le bailo, que lo piqueo, que le sonrío, que lo acaricio? ¡pues claro! si somos buenos amigos y lo quiero como a pocos. Me siento tan cómoda con él y tan segura de que lo que hay entre los dos es sólo amistad que no tengo problema en demostrarle mi afecto en público y/o delante de ti. No te empelicules que eso sólo nos hará daño a los 3. Yo respeto tus espacios, respeta tú los míos y convéncete de una vez por todas que lo único que hay entre los dos es un cariño grande, inocente, despreocupado. Lo que hay es una de esas amistades que en verdad valen la pena.
Take it easy.
D
27/6/11
sábado, 18 de junio de 2011
Fuck off!
El jueves estuve en un excelente concierto de jazz y, una vez más, me encontré frente a una situación que cada vez me saca más la piedra: La gente y sus cámaras.
Cámaras digitales, de video, de celulares, de los malignísimos BB's, de lo que sea...cámaras y cámaras por donde uno mire. En este caso el concierto era gratis pero he estado en muchos otros donde la boleta va costando la mitad de un salario mínimo (hasta más) y, sinceramente, no me explico cómo la gente paga esos platales para ir a pararse como unos idiotas, sin moverse, saltar o bailar....estáticos...concentrados en capturar con sus cámaras ese momento único en vivo que deberían estar disfrutando con toda y sin estorbos.
Se pasan todo el espectáculo mirando por una pantalla minúscula y no sólo no ven el concierto sino que muchas veces ¡tampoco lo dejan ver! Más de una vez me ha tocado un grandulón al frente que aparte de obstaculizar con su tamaño lo hace con sus brazos levantados y su cámara ¡damn! Me dan ganas de ahorcarlos.
Pa' esa gracia cómprese el DVD del artista o vaya vea el concierto por tv pero no pierda la plata de esa manera y deje de estorbar, por favor. Lo peor del caso es que todas esas grabaciones quedan horribles, movidas y con un sonido espantoso que incluye a la vecina de concierto cantando a todo pulmón y con voz de tarro (esa generalmente soy yo).
Conclusión: se perdieron todo el concierto y lo único que tienen es un recuerducho en video bastante regular. Los invito a que se gocen los conciertos de verdad, los bailen y lo griten y si realmente tienen tantas ganas de un video para la posteridad, métanse al otro día a YouTube y encontrarán unos 300 videos aficionados (y hasta de mejor calidad que el suyo) del evento en cuestión.
He dicho.
D
18/6/11
lunes, 6 de junio de 2011
domingo, 22 de mayo de 2011
jueves, 19 de mayo de 2011
“Como todo en la tierra tiene su nombre, esto se llama…”
Vamos a salir lastimados todos, eso es seguro. Sin importar el desenlace de esta situación tan indescriptible, cada cual se lamerá sus heridas al final. Y eso está bien…porque salir ilesos es sinónimo, casi inevitable, de que no importó. Y esto importa, esto toca, esto gusta y duele parejo.
Pienso a veces en esa tercera boca y me incomodo…aunque no debería..¿o si?
Ese camino está lleno de dudas por lo que rápidamente lo abandono y me abandono de nuevo en el deseo, en la aventura, en ese delirio inconsciente en el que nos hemos sumergido sin pensar demasiado en consecuencias.
Te has vuelto una rutinaria sorpresa. Te has convertido (sin saberlo) en mi protesta, en una especie de tabla de salvación en medio de este naufragio de mi Vida. Estás ahí y es lo que importa ahora.
Fantasías. Cumple todas las que quieras, tuyasmíasnuestras. Úsame. Exprimámonos que para eso nos tenemos. Yo no entiendo aún qué es exactamente eso que encontraste en mí y te sacudió, así como tampoco me queda claro qué es aquello tuyo que me mantiene tan alerta…tan al punto. Punto aparte. Eres una sensación nueva, un nivel de afecto intermedio que no había tenido la oportunidad de experimentar. Y es confuso, es complicado, es delicioso. Es. Por ahora es y eso es lo que importa. Y no importa si mañana ya no “somos” pues has dejado más de una lección y por eso y por todo lo otro te agradezco.
domingo, 15 de mayo de 2011
viernes, 13 de mayo de 2011
Change
miércoles, 27 de abril de 2011
viernes, 22 de abril de 2011
En las cosas que no llegan cuando esperas de más...
Ay no...
No me mires más..ya no me mires más
Que todo me da vueltas, todo empieza a rodar
En mi cabeza el cazador se convierte en presa
Declaro el juego a tu favor...me declaro perdedor...
jueves, 14 de abril de 2011
Sana que sana
lunes, 21 de marzo de 2011
After-Party
¿Qué clase de broma pesada es esta que me juega la vida? Salte de mi pecho que dos dudas son demasiado. Si estoy decidida a desmembrar este dolor debo empezar arrancando la parte más grande, la que alguna vez fue la más vital. Porque eso fuiste, vida de mi vida hasta que dejaste de estar, incluso antes de irte. Y él...él es la mitad que te faltó...pero sigue siendo una mitad y yo quiero apostarle a un completo. Ambos son entonces prueba fehaciente de mi insatisfacción ambiciosa. A pesar de todo, creo que lo quiero. Y creo que ya no sé qué siento por ti. Pierdo la fe por los ojos pero no me preocupa mucho, sé que la recuperaré tarde o temprano. Pierdo también, a veces, la conciencia a causa del dolor. Necesito alivio. Por favor un descanso, un silencio. Perdón. Perdón y paz. Quiero un camino nuevo, uno que me devuelva esa sonrisa que tuve y he perdido.
D
20/3/11
domingo, 13 de marzo de 2011
jueves, 10 de marzo de 2011
ñ
Ha sido una semana difícil, en varios sentidos que no me tomaré la molestia de aclarar. Han sido días complejos y teñidos de (inserteaquíelcolorqueudleponeala_____)
Hoy,como todas estas noches, llegué con ganas pero sin ánimo de escribir pero hace un rato vi una obra de teatro tan pero tan buena, que me animé y decidí meterme el dedo en la garganta y vomitar. Vomitar y sacar, así sea mezclado e incoherente, aquello que se está enquistando adentro.
Qué triste es tomarse el tiempo de preparar ciertos detalles que uno supone bonitos e importantes y tener tan mala puntería y/o tan mala suerte de dispararlos en el momento equivocado o, peor aún, a la persona equivocada. Yo, tengo el palito pa que me salga el tiro por la culata en estos casos y no me lo explico.
Tampoco me explico qué es lo que nos está pasando y quisiera y no quisiera hablarlo contigo. Yo sinceramente ya no sé qué tan sana (?) sea esta relación pasteurizada.
Y en uno de estos ensayos de laboratorio se nos va a incendiar el chuzo o nos vamos a congelar de una vez por todas.
Nueva arcada.
He descubierto que me dueles mucho en la ausencia pero es tu presencia la que me parte, es tu mano y tu calor, es tu mirada y el maravilloso canal de comunicación que existe entre nosotros, lo que me vuelve un 8. Te quiero aquí y te quiero lejos. En todo caso te quiero como a nadie todavía. Y me haces toda la falta, que lo sepas.
Náusea.
BlackBerries de mierda. Sí, querido lector, si de casualidad tienes uno de esos bichos malignos quiero que sepas lo insoportable que encuentro tener una conversación en vivo y en directo contigo. Hace mucho nada me ofendía tanto como intentar tener una charlita decente y ser inoportunamente interrumpida por los sonidos y los colores y las vibraciones de tan inmundo aparato... pero la cosa no para ahí...sos tan descarad@ de olvidar que tienes un ser humano al frente (que suele ser un amigo, amante, familiar, compañero que intenta comunicarse normalmente contigo), que agarrás tu "bebé" y con el mayor descaro iniciás otras 3 ó más conversaciones mientras dejas al otro con la palabra en la boca o abandonas tu cuento a medio contar. Es sencillamente molesto estar al frente de una persona que no para de mirar y de prestar atención a un puto objeto en vez de mirarte a los ojos y hablar con fluidez. Creo que más bien paro acá el tema porque he notado que empiezo a tener un problema personal con estos aparatos y con la gente que orgullosamente los porta como si fueran su mayor tesoro. ¡Qué horror! Suerte que mi adorado HAF no me defradudó con su opinión al respecto: http://prodavinci.com/2010/08/30/el-tiempo-muerto/
Bueh..mi casa se llenó de gente...y mi mente se nubló de un rencor maligno por culpa de los BB jajaja.....tocó dejar acá...espero que este fin de semana sea más productivo para la escritura...veremos.
D
lunes, 28 de febrero de 2011
viernes, 25 de febrero de 2011
Bonobo
Salí de práctica de semiología pediátrica en la galería y me recibió una tarde gris ratón. Todo me gritaba "vete pa la casa" pero reuní la fuerza de voluntad necesaria para cumplir con un compromiso personal e ir juiciosa al gimnasio. Mientras iba en la buseta empezó a caer un aguacero de esos que caracterizan a mi hermosa ciudad...creo que hasta granizo cayó. Me armé de valor, me bajé de la buseta y nadé hasta la puerta del gimnasio. Me cambié y, con los zapatos y las medias empapadas, me dispuse a hacer la respectiva rutina. Acabé muerta, no puedo pensar en una parte del cuerpo que no me duela en este momento....pero es rico, me gusta estar haciendo ejercicio de nuevo.
Me vine a mi casa, me di una larga y merecida ducha caliente y luego me envolví únicamente con una de esas cobijas, peluditas y deliciosas, como de bebé. Me recosté en mi cama a comerme una chocolata con almendras y a oír Bonobo en medio de la oscuridad y el silencio. Momento de pura y simple felicidad que tuve que interrumpir para pararme a cancelar un compromiso porque realmente no quiero salir hoy de mi casa. Tengo hambre también y nada me haría más feliz que una noche de pasta y vino tinto, de porro y buena música. Creo que finalmente no cumpliré ninguno de esos antojos y que terminaré en la cocina con mi mamá, comiendo pan caliente con chocolate, lo cual no está para nada mal.
Feliz noche.
D
25/2/11
jueves, 24 de febrero de 2011
Tan rico...
Tan rico cuando todo sale bien.
Tan rico cuando resulta una cama grande y una tarde fría y lluviosa. Tan rico cuando, de repente, nos quedamos sin más compromisos que el nuestro, el de encontrarnos. Rico sentir ese cosquilleo mientras te espero y más rico aún es el cese de la tortura cuando al fin llegas. Rico abrirte la puerta, rico verte mojado y sentir la humedad en el corto abrazo que nos damos como saludo. Tan rico cuando tenemos las horas que vienen a nuestra entera disposición. Rico darnos el tiempo de conversar y de reírnos un rato antes de empezar el delicioso ritual. Rico irnos acercando despacio, rico mirarnos, ricos aquellos primeros roces de nuestras manos, de nuestra piel. Tan rico cuando ya no aguantas más y me besas y me besas y me besas. Rico el olor de tu cuerpo en todas partes, rico tu calor, rica tu respiración agitada en mi oído. Tan rico cuando, después de mucho disfrutarnos vestidos, me quitas la ropa despacio. Rica la manera en que me miras, la manera en que me tocas y me prendes, ricos los besos que se van volviendo cada vez más atrevidos. Tan ricas las caricias que van y vienen, las manos que aprietan fuerte, el deseo que se nos sale por cada poro. Tan rico mezclar las ganas con alcohol y buena música. Rico ese momento antes, ese momento durante y ese momento después. Tan rico ese abrazo final, esa quietud, ese descanso. Tan rico, tan rico, tan rico.
Tan rico todo con vos.
D
24/2/11
miércoles, 23 de febrero de 2011
"¿Qué es?"
Salud.
martes, 15 de febrero de 2011
sábado, 12 de febrero de 2011
Cambio de planes
Te me cagaste la mañana pero no te hago ningún reclamo porque renunciar a la pataleta es uno de los precios que se pagan al involucrarse en relaciones así. Lo tengo claro y, aunque es difícil, pongo todo mi empeño en hacerlo bien, en adoptar mi rol de la mejor manera y en saber hasta qué punto llegan mis "derechos y deberes". Ahí voy practicando y aprendiendo.
Esto era justo lo que temía, justo lo que no quería....que te me volvieras la alegría de la semana, la recompensa principal, el anhelo del fin de semana. Por eso pensé mandarte a la mierda hace unos días. Pero echándole más cabeza me di (y me doy) cuenta que esa es la salida más fácil (sin ser fácil tampoco) y no necesariamente la mejor.
Lo que tengo que hacer es aprender a ser feliz otra vez por mí misma, recordar que mi felicidad no puede ni debe depender de nadie más que de mí....los demás aportan, claro..pero deben ser fuentes alternativas y complementarias, no la fuente directa y principal.
No me pidas disculpas...las disculpas no sirven para nada más que para poner el dedo salado en la llaga y para, de paso, restregarle a uno en la cara la impotencia del momento. En vez de pedirme perdón, si realmente te importa, haz algo.
Menos palabritas y más acción.
Que a mí no me gusta vivir de "compensaciones" y si me quieres seguir quitando los calzones vas a tener que ponerte las pilas, querido.
D
12/2/11
miércoles, 9 de febrero de 2011
Piccsy
La música y la fotografía me en-lo-que-cen..... A veces no entiendo por qué terminé estudiando medicina...¿será porque salí negadita pa los instrumentos y con un pulso de maraquero que le agregaría un efecto muy particular a mis fotografías? No lo sé. Amo mi carrera, de todos modos (valga la aclaración). Y buehh....no siendo más, dejo un par de imágenes y el link.
lunes, 7 de febrero de 2011
Muaaa
D